Tu intermitencia. Tu amor sin límites. Tu mirada serena, tan profunda, tan intrigante, tan sugerente. Tus manos. Cálidas y llenas de servicio. Tu corazón, así, tan noble y escondido. La intermitencia. Entre mi comunicación y tus palabras. Con poco decis mucho. Con eso demostras tanto. 
La vorágine de afectivizar polos opuestos. El incierto camino de ensueño. 
Tu seguridad. Tu cobijo lunar. Tus cuelgues, tu risa, tu mirada (otra vez). Tu pausa, tu prisa, tu compañerismo, mi ejemplo. Mi intriga por definir tu cuerpo. 
Las noches, tu sueño, ese cortocircuito. Tu iniciativa, mi perdición. Tus ganas, me enamoró. Esa simple conexión. Esas ganas de quererte más. La paz que producís. El miedo del que huís. Lo positivo que buscás. La esencia que perseguís. 
La conexión con lo natural. El ser querido por tantos. El querer de esa manera única. El tener el talento de transmitirlo sin siquiera pasarlo a palabras. El poder percibirlo, que me encanta. 

Quisiera poder perderme en tu mirada las veces que yo elija, pero el destino prefiere guardarla en mi valija. Así, congelada. Así, tan tierna. Así, te extraño. Así, sin daños. 
Mi corazón te buscará las veces que sea necesario. 

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