Eclipse de sol

Es tan bonito mirar dentro nuestro y sentir que tenemos todas las hertamientas para cambiarlo todo. Que todo pensamiento negativo que se nos viene a la mente puede ser rápidamente refutado y cambiado, transformado. Que entender que decir “yo soy” no es lo mismo que decir “yo quiero ser” o “yo deseo”. Que todo comienza cuando nos convencemos. Cuando creemos y luego creamos. Cuando sabemos que aspiramos a lo alto y el universo se encarga de retribuirnos. 
Qué bonito es entender el universo de una manera tan amplia, en donde todos somos universo pero a la vez no todos elegimos vibrar de la misma manera. 
Que hermoso es aprender a escuchar sin juzgar, a entender sin padecer, a actuar sin miedos. Qué lindo es cambiar la conciencia sobre lo que en verdad sí podemos hacer pero nos habían convencido de que no eramos lo suficiente. 
Qué hermoso es transitar con los astros, sentirlos resonar dentro nuestro, inspirarlos y exhalarlos sabiendo que hoy es hoy y que el destino ya está escrito, pero el camino somos nosotros quienes elegimos cómo transitarlo...
Conectarse con el todo, con la naturaleza, con un té caliente o con el aroma de un sahumerio... conectarnos con nuestros sentidos, con lo que nos merecemos, con lo que de verdad nos gusta hacer/sentir/crear. 
Perseguir esa meta a la cual queremos llegar sabiendo que hay energías disponibles y que las trabas son solamente nuestras... Que es tan simple como creernos capaces, como decir “soy capaz, yo puedo” y la manera de ver esa meta deja de ser tan utópica, tan lejana... pasando a ser un presente y un día a día...
Qué hermoso es aprender que somos energía, que la vibramos, que miremos hacia un lado o hacia el otro esa energía contagia, por eso es bueno nutrirse de energía para así también atraerla, difundirla, resonarla...
Y de esta manera querernos, sentirnos, aceptarnos. Vibrarnos. 

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