El tiempo se hace agua, lo veo caer sobre mis manos, siento que se desvanece, se esparce y desaparece. El reloj avanza, mientras cada uno da sus pasos, a la par del viento, a no ser de incierto. Y los sentimientos avanzan, quizás no con el tiempo, quizás no como el agua. Quizá avanzan y retroceden, se hacen nudos para luego desatarse, se hacen piedra para luego ablandarse... y el tiempo no sabe acompañarlos.
El tiempo no quiere saber de estructuras, de planes: el tiempo sólo fluye, queriéndose escapar de aquella rutina insaciable. Los sentimientos tampoco quieren horarios, tampoco quieren tiempo: quieren fluir a lo largo del momento circundante y no desvanecerse jamás.
Qué cosa abstracta es el tiempo, cuando miramos hacia atrás y pasó tan poco, y a la vez tanto. O mejor dicho pasó poco y a la vez significó tanto y tan diferente para cada persona. Como seres que moldean el tiempo: como humanos que sienten e intentan seguir una rutina seca y amarga.
El tiempo no es lo que sentimos: es aquella base inerte que viene a desesperarnos y a hacernos actuar porque sí, intentando apurar aquellos sentimientos que no sabemos ordenar a medida que pasa el tiempo.
Un sinfín de sentimientos. De aquellos que intenté guardar pero hoy me di cuenta que no pude. El entender que, aquella persona que hace tiempo creía irreal hoy es tangible, palpable, y única. Que puedo besar sus labios sin luego escuchar reproches. Que puedo regalarle mil sonrisas sabiendo que luego no se transformarán en lágrimas. Que puedo decir, actuar, caminar tal cual yo quiera, pero a la vez a su lado. Que tengo su amor incondicional garantizado. Que de verdad, no la creía real. Que en verdad, me cuesta creer todavía su transparencia. Su bondad, su increíble alma millonaria, su corazón de oro, su mirada empírica. Que a veces la felicidad es tan desconfiada, parece mentira poder estar tan bien al lado de alguien, poder reír más que quejarme. Sos vos. Es tu manera de ser que me atrapa y me obliga a seguirte. Me llevas por un mundo de colores brillantes, en el que todo me asombra, en el que todo es nuevo para mi. Estupefacta mi mirada cuando me robas las palabras del pensamie