Autocuestionate. Sabés que la mayoría de tus pensamientos están atados a una vieja narrativa: en donde otros te despreciaban, en donde veías el maltrato que te atrapaba y no quería soltarte. Entonces tus pensamientos te atormentan porque es tu pasado el que se encarga de que sea así. Si no soltás eso, no esperes que esos pensamientos se vayan. Sabés de dónde vienen. Sabés por qué. Sabés que las necesidades que tenes hoy son producto de un pasado de carencia. Entonces abrazate, sí: vos, a vos. Porque no hay mejor manera de sanar que la autoaceptación. Vos con vos. Y para vos.
No busques en otro la saciedad. El otro puede ser un par, un plus. El problema es cuando lo sentís parte de tu necesidad, cuando tapás tus carencias buscando que alguien te abrace, cuando vos sos el que no se está abrazando. Mirate. Querete. Saciate. Sabé que todo en tu vida puede ser un condimento, pero el complemento sos vos.

Entradas populares de este blog