Carta para un viejo amor

Entendí, que no eras más para mi. Que por más que quisiera, no podía cambiarte. Acepté tus defectos, pero dejé de hacerlo cuando ellos no me aceptaban a mi. Quiero decir que, aceptaba mientras no irrumpieran con mi felicidad. Y así fue.
No te culpo, de verdad no lo hago, porque cada uno tiene su parte en todo esto y creo que sería egoísta echar culpas por un solo lado; pero sí creo que, el amor que querías demostrarme desvanecía en tus desvirtudes. No supiste dejarme ser yo, y cuando uno deja de ser sí mismo se replantea sus alrededores. No se puede vivir por el otro, para el otro. Y últimamente era así. Quizás el encanto fue desvaneciéndose, porque no eras la misma persona que yo había conocido desde un principio, ya todo se había transformado, o contaminado quizás. Y de verdad, juntos no había solución. La solución era separados, y sé que cuesta aceptarlo, habiendo hecho tantos imposibles por estar bien...

Sin embargo hoy en día, te recuerdo sin rencores ni odios, sé comprender que para mi fuiste una persona que me desordenó el alma, en el buen sentido, una persona que me enseñó no solo a amar, sino a madurar, crecer, aprender, y más que nada, a conocerme. Porque, en vos me encontré a mi, y es por eso que hoy te agradezco por haber llegado, por haberme "caotizado" y así, en fin, cambiado (para mejor). Supe entender que la vida en sí es un camino compuesto por etapas, y compartí con vos una etapa de mi trayecto increíble. Acepto, por consiguiente, tus errores y sé entender que confundirse es parte del camino. Te quise, te quiero, y siempre te voy a querer.

Entradas populares de este blog