No quisiera admitir ni decir ni gritar lo que en verdad siento, ocultar es lo que decidí y no pienso cambiar de idea. Profundamente ocultos mis sentimientos. No podrán estorbar mis días, ni mis sonrisas. 
Siempre traté de fingir gracia, brindar lo mejor: no aparentar tristeza. Nunca me gustó dar lastima, siempre preferí sentir en silencio. 
Sin embargo que no lo diga, no significa que no lo sienta. Que ría, no significa que sea feliz. Verdaderamente no necesito que todo el mundo sepa mi estado de ánimo. Prefiero callarlo, guardarlo. 
Porque siempre, ser demasiado transparente juega en contra.

Entradas populares de este blog